Wednesday, December 3, 2008

Prima Serata a Buenos Aires

Siempre vuelve a dar
nuevas chances
una vuelta mas entera
Soda Stereo; Album: Dynamo; Canción: Primavera Zero


Ayer me dijo un librero en la Plaza de Italia que Buenos Aires se divide por dos grandes avenidas: Avenida Rivadavia (la más larga del mundo que llega hasta Chile) y Avenida San Pedrito que luego se convertía en Avenida Nazca. También me dijo que la avenida más ancha del mundo era la 9 de Julio. Converse con el por varias horas, su conversación sobre la historia de la Argentina y sus puntos políticos me parecieron interesantes. Uno de estos era declarar a Europa muerta; los Estados Unidos en decadencia; pero como países emergentes: la India, China y Brasil. Similar como Vasconcelos aseguro en su libro ‘La Raza Cósmica’. Su punto de vista sobre Brasil me intereso, Alejandro mantenía que la clase política del paise vecino era la más capaz de Latinoamérica, primero por su habilidad en hacer frente a las adversidades económicas y su progreso; sin embargo como todo país latinoamericano, fallaban rotundamente para remediar el problema social de la pobreza y la discriminación en general. También como todos los argentinos que conocía después de 20 años se quejo de la situación actual de su país pero igual parecía designado, sonreía a pesar del brutal calor que azotaba la capital federal.

El calor atenuaba, me tenía que ir, compre varios libros y prometí a Alejandro volver para seguir platicando y conocer más sobre Buenos Aires. Después de un apretón de manos, me puse en marcha…

Mi primera tarde fue divina pero confieso que encontré el calor primaveral como la antesala del infierno. Buenos Aires de repente me pareció el sitio en donde desinfectan y preparan el cuerpo de un pecador antes de mandarlo a los hornos del infierno. Primero se humecta con el calor húmedo del mar de la plata, una vez sudoroso con las toxinas resbalando por todos lados, la carne viva adquiere una sazón para así cocinarse en las parrillas del infierno, así como un asado. Toda esta observación me llevo a pensar que incluso podría tratarse del destino de la vaca argentina. Un animal que no tenía otra finalidad más que ser comida por el humano. El estomago del hombre argentino, de forma cuadriculada indispensable para almacenar la carne masticada, era prácticamente donde el diablo vivía. Pero más allá de esta dantesca indagación, sentía la humedad buenariense necesaria para poder sentir lo que era todo este lugar, y tener the first class experience que andaba buscando. Si, en efecto el calor y su humedad o la humead y su calor simplemente eran desgastantes, pero me jodia porque en la búsqueda estos eran los gajes del oficio.
¿Querías ser libre y que no te pasara nada? –me pregunte a mí mismo.

Cuando uno es libre es necesario pasar cualquier tipo de estragos, si quisiera tener tranquilidad y comodidad entonces debía primero ser sirviente de la esclavitud y simplemente volver a adquirir aptitud borreguil. No había libertad sino uno no trataba al menos. También para poder ser libre existía un variable: la suerte. Una suerte que no llegaba, y la cual no dependía de la buena voluntad de los mil y un dioses o del orden del universo sino mas bien dependía de uno mismo. Esta última explicación era mi caso; mi suerte no provenía de la benevolencia del cielo ni tampoco me la había dado un hombre o mujer borrego. Yo prácticamente con mi voluntad y mi esfuerzo había terminado por fastidiar a los envidiosos, escépticos y mal intencionados, también tenía superado los fracasos que mi vida; sí alguna vez perdí una batalla pero nunca me rendí… me arrastre, camine de rodillas hasta poderme levantar una vez mas. Después de un tiempo la mala fortuna me abandono, las criticas de los malos amigos y familiares cesaron se olvidaron de mi incluso hasta de sus propias vidas. Creo que la mala fortuna me odia más todavía cuando declare al mundo que aceptaría cualquier tragedia o fracaso como un reto para superarlo y así poder ser más fuerte de lo que era.

Ahora en Buenos Aires, curiosamente, me llegaban los recuerdos del futuro y no hice más que desear que mi buena fortuna pudiera llegarle a algún necesitado, alguien que estuviera en casa en estos momentos sin ninguna opción más que esperar el próximo día para volver hacer las mismas cosas o peor ser la misma persona.